Quieres probar a qué sabe el pecado

 

Mis labios tocaron tu fina piel, tu boca mi sabor dulce, la tentación se apoderó de tu ser, siempre presente en cada uno de tus sueños, enredándose en tu cuerpo, cómo jamás lo había hecho nadie.
Quieres probar a qué sabe el pecado, deseosa por lamer el sabor que esconde mi boca.
Mueres por sentir el calor de mi piel.
Mueres de deseo.
Mueres de orgasmos provocados, de jadeos, de mis dedos, de mis caricias, de mi lengua por tu desnuda piel.
Mueres sobre mí para renacer siendo fuego.
Ese fuego que te quema salvaje y recorre tu cuerpo entero.
Y tú, la musa de mis sueños, la diosa que se arrodilla sumisa y obediente ante mí, donde todos quisieran mirarla desde arriba y sólo yo soy el dueño de tu lujuria, y te plantas ante mí con tu mejor lencería, seduciendo mi mente en un instante para hacerme tu esclavo ardiente.
Te muerdes los labios mirando mi boca, intentando descifrar a qué sabré...
Te pones nerviosa mientras te vas acercando, y piensas si me dejaré o me apartaré de ti haciéndote excitar más aún.
Mi perfume te excita, ya lo conoces, a pesar que nunca lo has olido en mi cuerpo.
Rozas mis labios con tus dedos, de tu boca entre abierta se escapa un jadeo, nos besamos y jugamos con nuestras lenguas traviesas, lamiendo despacio, sintiendo y dejándonos llevar por la lujuria del momento.
Tienes una fantasía por cumplir, tumbada en esa mesa, abres tus piernas, yo encima de ti, gozarte a escondidas tras los cristales transparentes de tu despacho, no hay nadie, estamos solos.
Te doy la vuelta y me monto sobre ti despacio, comienzo a penetrarte y me sientes dentro.
Mi cuerpo se ajusta al tuyo cómo uno solo, mis manos recorrerán tu espalda, tus nalgas y tus pechos mientras mis dedos se recrearán en tus pezones.
Y ese día seré tuyo y bajo tus caderas sentiré tu flujo cálido recorrer mi boca.
Y follaremos cómo locos por toda la espera…